A veces uno peca…

Pues eso… y te dices… no me va a sentar mal, ya verás… pues no. Era para el medio día y el empacho se me quitó a las 7 de la madrugada… noche muy agradable (ironía).

Son de estas cosas que sólo los que pasamos del trigo, los lácteos, azúcares, margarinas (por citar lo que llevaban estos dos postres), conocemos: la vuelta a la cruda realidad.

Cuando te has “quitado”, aunque antes no fueras intolerante ni alérgico ni na de na a nada de nada, como es mi caso, como te pases un poco con esos alimentos… algo te ocurre fijo. En fin. Es lo que hay.

A mis pacientes les pongo el siguiente ejemplo: si te fumas 2 cajetillas al día y te bebes 3 bacardís-cola, ni te enteras. Estás acostumbrado. Puede que subas algo peor las escaleras, que no te encuentres muy allá, pero borracho no estás, ni bronquítico perdido…  Ahora bien, dejas de fumar y de beber. Y, cuando pase una temporada, vuelve un día a fumarte 2 cajetillas y 3 copas… y me lo cuentas.

Buenas estaban, pero no mereció la pena.

 

 

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