Sales de casa con el tiempo justo. Hoy quieres entrenar. Te apetece (o vete tú a saber cuál es la palabra) ponerte a hacer series por la playa. Se te ha metido en la cabeza que eso es lo que toca y que lo agradecerás por el verano cuando estés perdido por el monte en el reto o en alguna carrera.
Y empiezas calentando con técnica. Fijándote en las pisadas, intentando hacerlas todas iguales ahora, con más talón, menos talón…
Luego le das a las series y acabas el entrenamiento (o como se diga) tirando a cansado…
Y te vas de la playa con las manos en jarra, respirando profundamente…
Luego sólo te queda subir para casa riéndote de ti mismo preguntándote si algún día llegarás con la sensación de no habértelo pasado bien. Simplemente cansado por haber ido a “entrenar”.
¿Jugar o entrenar? Yo prefiero tomármelo como un juego…
Y yo!!!! Pero a veces a uno se le va la pinza y se deja llevar por la dinámica imperante. Está bien encontrarse chupos en la arena. Te ponen en tu sitio.