A propósito del Instagram. Comer y cenar fuera de casa.

Uf… las cenas fuera de casa. Todas las semanas oigo a algún paciente que me dice: “¿y qué haces cuando sales a comer por ahí?”.

Y es que salir a comer fuera de casa puede resultar un follón del que muchas veces sólo hay forma de salir pidiéndose una ensalada… mixta. Olvídate siquiera de una ensalada césar con su dudosa salsa y su dudosísimo pollo rebozado. Algunas veces tal vez tengas suerte y, dependiendo de la localización geográfica en la que estés, un pescado o una carne puedan resultar igualmente razonables.

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Pero, en realidad, esto son cosas que ya sabes. Déjame que me salga un poco de lo típico y permíteme que te proponga un reto: conseguir que salir a comer fuera de casa sea absurdo, al menos por cuestiones puramente culinarias. Que la comida de todos los días sea de una calidad tan fantástica y esté tan buena que, directamente, salir a cenar deje de tener sentido.

Claro que salir de cena o comida conlleva otros aspectos, pero al menos, para que tu vida social no se resienta, es tan fácil como invitar a gente a casa… aunque ojito, que si realmente se come mejor allí que fuera… igual se te quedan a vivir… Ten cuidado. Sé un buen cocinero pero no te pases como anfitrión!!!!!

6 comentarios en “A propósito del Instagram. Comer y cenar fuera de casa.

  1. A lo de salir a comer fuera de casa cada vez le encuentro menos sentido, a parte del componente social, por lo demás no veo nada positivo: por lo general se comer peor, más caro y no es raro que al día siguiente el cuerpo me haga saber que he comido alguna porquería con algún tipo de malestar…
    Sin duda prefiero comer en casa, aunque luego tenga que lavar los platos… vale la pena.
    Pero en tu caso tienes que tener cuidado, como invites a alguien a comer después haber como lo sacas de tu casa, jejeje…

  2. A mi esposa y a mi nos gusta comer afuera ( En mi país todavía es barato ). El problema es que termino comiendo siempre del mismo modo: A la parrilla o a la plancha con alguna ensalada simple: lechuga, cebolla y tomate.
    Pero comparto con Ustedes lo difícil que es comer paleo pidiendo otros platos.
    Desde algún agregado de harinas para espesar, hasta azúcar para cortar la acidez a alguna salsa.

    Hace muchos años trabajé en una cocina de un restaurante caro. Como vivo en una ciudad turística donde es muy marcada la afluencia de gente en alta y baja, el muy guarro del dueño en baja nos obligaba a hacer la fondue con queso fresco y gruyere, y el vino blanco de tetrabrick, eso no era vino, era ácido sulfúrico, je.
    Y un guiso de cordero en baja era con aguja ( corte muy barato y duro ) y capón ( cordero viejo ). Total el vino tinto unificaba colores.

    Ni hablar de las cosas que suelen ocurrir en las cocinas.

    Por eso me parece la mejor opción carnes a las brasas, minimizamos el riesgo.

    Saludo a los dos.

  3. Agrego algo que acabo de leer: En España han legislado sobre la obligación de los restaurantes de exhibir la botella original de los aceites de oliva y no en un botellón donde no se sabe que coño le han puesto.
    Además siguiendo con el aove Italia exporta más de lo que produce, jaja.
    La explicación es que exportan aceite español y lo venden como italiano. Increíble. Que nos queda al tercer mundo entonces 😉
    Saludos.

    • Se entiende se entiende!!! Sí, lo del oliva tiene mucha trampa. Y en los restaurantes, lo que dices. A poco que preguntes o entres en cocinas te das cuenta de las guarradas y pocas calidades que hay en muchas preparaciones.
      Hace unos días en un programa de cocina, un cocinero con una estrella michelin le echaba glutamato sódico a una preparación…. El muy inútil ya no recordaba las bases de la cocina para conseguir sabor.

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