Receta diferente, lo sé. Bueno, en realidad no. Porque es algo así como un hígado encebollado normal, sólo que éste no es de ternera ni de ningún animal terrestre. Estos son de sargo. Pero os sirve cualquier otro de pescado blanco. Eso sí… ojito con la frescura.
Necesitamos.
Hígado
Cebolla
Guindilla
Aceite
Tinta de sepia
La cosa no puede ser más fácil.
Sartén con aceite y pochamos la cebolla con el toque de guindilla. Ojo con la guindilla y no te pases.
Cuando ya veamos que la cebolla está pochadita, le añades la tinta de sepia. Sólo para dar un poquito de color. Luego, haces unos huecos en la cebolla y colocas con cariño los hígados. Cuando ya estén por un lado, les das la vuelta.
Listo calisto. Montas y a comer. Es un plato de sabor intenso, muy bueno, con una textura de foie. Y está tanto más bueno cuanta más cebolla tenga para modular un poco la fuerza del sabor a pura mar.